sábado, julio 29, 2006

Jennifer&Laura

Mirar con la intensidad de estos ojos. Asomarse al mundo sin miedo. Hacer de cada instante un juego. Sentir la presencia de la amiga que viaja en el mismo vagón, por cualquier parte,... su cómplice, su compañera. Dualidades que se conjungan para transgredir, acercándolas a lo prohibido, mezclando a un tiempo timidéz y atrevimiento mientras una brisa de aire enreda sus cabellos.

Mientras el tren seguía su curso me decía a mí mismo ¡Dios mío, son sólo niñas! No les digas nada. Vive la alegría de esas miradas. Sientete en este instante como ellas y participa de su felicidad. En ese instante, en ese hermoso instante, por primera vez en mucho tiempo, oí como un tañido de campanas lejanas. Y pensé, ¡puedo sentirlo! acabo de oir el pajareo de mi alma colmenera acelerando el paso, y las campanas, las campanas son la prueba...

Y las campanas del viejo tren volvieron a sonar. El maquinista -por los altavoces- pidió a las dos niñas que no asomaran las cabezas fuera de los vagones. Y me quedé muy serio, viendo como todos me miraban. Al fin, un poco aturdido, comprendí por qué. No tuve más remedio que decir, con infinita tristeza, ..."Laura, Jennifer, ya lo habéis oido...no volvais a asomaros fuera del tren".

La foto: 14/VI/2006. Viajando en el tren del Safari Park "Castillo de las Guardas" con los alumnos de mi clase. Cámara Olympus E-500, objetivo Zuiko 45-150 mm. f:5.6, 1/1000 seg. ISO:800, medición matricial, balance "nublado", compensación 0EV. Procesado PICASA: recorte parcial + máscara de desenfoque exterior+ máscara degradado ByN exterior.

viernes, julio 28, 2006

Seguir volando



Por una vez podríamos ser como pájaros y seguir su estela en el espacio abierto de la bahía gaditana. Claro que no lo somos y lo que a nosotros nos parecería una hermosa colcha de panwok, hecha con telas de diversos colores que se muestra a nuestros pies, no es otra cosa -ellos lo saben muy bien- que una enorme salina. Más o menos la casa donde viven o pescan los flamencos, las espátulas, cigüeñuelas, garzas, avocetas y demás fauna emplumada que hermosea estos espacios litorales que el hombre ha ido transformando desde épocas prerromanas. Esta salina, llamada de la Tapa, nada tiene que ver con las salinas tradicionales, ni con su estructura, ni destila ese conocimiento milenario del manejo del agua de mar que atesoran aún los viejos salineros. La mecanización y los cambios no comenzaron precisamente ayer. Pero en esencia, sigue siendo lo mismo: un proceso de separación de la sal marina del agua de mar y del resto de sus componentes. En esa transformación intervienen siempre los tres elementos básicos: las mareas, el sol y el viento. No creo que hoy podamos encontrar ninguna fábrica que en pleno siglo XXI siga usando estos elementos como fuerzas esenciales de la producción. Además, las salinas de la bahía de Cádiz son ese paisaje que todo lo uniforma y todo lo identifica. Casí 10.000 hectareas de naturaleza en el centro mismo de un área metrópolitana con más de medio millón de almas. Casi todas moviéndose diariamente por su contorno, incluso sobre ellas. Creo que todos los gaditanos, y los que tambien lo somos por propia vocación, llevamos la impronta de la sal y su paisaje en el fondo de nuestras retinas. Y ahora, además, yo me quedo con esta imagen dentro, con la plasticidad de esa conjunción de ocres, verdes, pardos y amarillos ...junto al blanco puro de la sal, como la paleta de un pintor, o el verbo de un poeta, pidiendo que todo siga igual que ahora, o igual que antes. No voy a permitir que el ladrillo siga invadiendo y ahogando este hermoso paisaje. No voy a consentir ni un relleno más de ninguna salina. Nadie debería permitirlo.

Las fotos: 21/I/2006. Vuelo sobre la bahía de Cádiz, 1000 pies, ángulo 45º. Salina de la Tapa (el Puerto de Sta. María). Cámara Olympus E-500. Obj. 14-45 mm, f: 9, 1/500. Recorte con Picasa. Ver reportaje fotográfico completo y crónica del vuelo pinchando en "Mi space" de la lista de enlaces.

A vista de pájaro



Hoy quiero alejarme de las cosas que amo para entenderlas mejor. Dejar la tierra firme para poder comprender la regularidad, el orden y la perfección con que funciona la vida. Cambiar de dimensión y de escala para tener otra percepción de esta tierra y este paisaje que bien conozco, pero que ni en sueños podía imaginar que fuese realmente tan hermoso. Esta es la marisma del Caño del Trocadero y lo que veo desde aqui arriba es dinamismo y regularidad. Siento el continuo hacer de las mareas modelando los sedimentos marinos, organizándose y rehaciéndose al compás de los giros de la Tierra. Siento fluir el agua mansamente, lamiendo los caños, modelando el relieve de este paisaje extraño, construyendo una complejidad de infinitas formas y colores. Y aquí estoy a 1000 pies de altura disparando mi Olympus, con el corazón acelerado por la emoción del momento para dejar testimonio de esta verdad.

La foto: 22/I/2006, Caño del Trocadero, Puerto Real (Cádiz), Cámara Olympus E-500, objetivo Zuiko 14-45, prioridad S, f: 9; 1/500 seg. Procesado: PICASA, sólo recorte parcial.

miércoles, julio 26, 2006

La manera de mirar

Siempre pensé que los amamos la fotografía teníamos una forma especial de interrogar la realidad, al mismo tiempo sutil y obsesiva como si permanentemente persiguiéramos el alma oculta de las cosas. Pero hoy, precisamente hoy, he podido entender por qué......

"La mirada es una vida en suspenso, una continua interrogación invisible que se complace en la superficie de las cosas y quiere ir un poco más allá, más hondo, al otro lado, donde la luz y la oscuridad se entrelazan en la frontera de penumbra, donde el saber se mide por fracciones de segundo y fulgores de adivinación, donde lo que se sabía es desmentido, donde la certidumbre adquiere un matiz de sospecha y lo desconocido se vuelve instantáneamente familiar...
La mirada es una vocación y una posible consecuencia de la vida al margen... La ciudad, el mundo, la casa donde vivimos, es una galería de miradas, igual que esas estancias por donde caminamos, un bosque de innumerables apariencias y símbolos, y es una vocación solitaria de conocimiento y viaje lo que lo impulsa a uno a mirar sin descanso, y a vivir atrapado en la mirada de otros, a inventar al que mira sabiendo con desasosiego que tal vez, al mismo tiempo, esta siendo inventado por él.
Las alas del deseo no se despliegan sobre nuestros hombros, sino sobre nuestras pupilas,... Miro para saber, pero la mirada miente y las apariencias engañan, tal vez con más eficacia que la imaginación y el recuerdo, con más exactitud, pero sigo mirando porque no conozco otro remedio contra la mentira y tambien porque si acepto que he de ser engañado, prefiero que me engañen los ojos, los sentidos que me alian al mundo, el oído que me trae el rumor de la ciudad y las voces de los extraños, el olfato, que abre intangibles paraisos en el aire...
Uno cuenta lo que que le han contado los sentidos, y hubo un tiempo en que no supo si únicamente miraba y percibía para contar luego y agregar su voz al caudal de voces y su mirada al extraño ajedrez de las miradas que se cruzan, pero ahora va descubriendo que no es lícito limitarse a mirar y que tampoco es posible elegir la condición helada de testigo a menos que se haya elegido previmente la irrealidad y el infierno...
...uno va va sabiendo que hay otra forma de mirar misterios evidentes y ocultos en el juego de las apariencias. Basta de espejos y de sombras... Procurará mirar desde ahora las cosas con los ojos tan apasionadamente abiertos como un pintor de la verdad , como Edward Hopper o Velázquez, con la serenidad de Vermeer, con el espanto y la rabia, si es preciso, de Francis Bacon, con la inocencia de un recien llegado, con la temeridad de un espia que se juega la vida en la indagación y que intentará vivir para contarlo."

"LAS APARIENCIAS". Antonio Muñoz Molina-1990.

La foto: De un rosal silvestre. Villaluega del Rosario (Cádiz) 11/V/2006. Cámara Olympus E-500. Objetivo: Zuiko macro 35 mm, f: 5.6, 1/640 seg. ISO: 800. Procesado: PICASA, máscara de enfoque+ máscara de desenfoque exterior.